martes, 26 de julio de 2011

El precio de seguirle.


Lucas 9:57-62

En el mundo en que vivimos existen muchas personas que desean seguir a Cristo, ¿verdad? ¿Cuantos aquí deseamos seguir a Cristo? Sin duda, todos los que estamos aquí presente queremos o deseamos profundamente en nuestros corazones seguir a nuestro Rey y Salvador.
Entonces ¿que hacemos? Lo que hacemos es que buscamos una iglesia, nos empezamos a reunir, y pensamos que de esta manera estamos siguiendo a Cristo. Pensamos que de esta manera le estamos sirviendo. Pero lo que sucede en muchas ocasiones es que en realidad no le estamos siguiendo, no le estamos sirviendo. La razón mas grande de esto es porque muchos de nosotros en realidad no nos hemos dado cuenta de que el seguirle es algo muy costoso. Si, lo oyeron bien, el seguir a Cristo es algo muy costoso. Estoy seguro que muchos de ustedes en estos momentos están pensando que lo que les estoy diciendo no tiene sentido, pero les repito, el seguir a Cristo tiene un costo muy alto.
El creyente debe estar dispuesto a pagar este costo.
¿Pero cual es el costo?
La porción de la escritura que hemos leído nos muestra al menos tres ejemplos del precio que tendremos que pagar cuando decidimos seguir a Cristo. Al examinar estos tres ejemplos bien de cerca nos daremos cuenta que el seguir a Jesús no es una cosa leve, nos es una cosa fácil, no es una cosa que podemos hacer sin seriedad.
El primer ejemplo lo podemos encontrar en Lucas 9:57-58 - Y aconteció que yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré donde quiera que fueres. 58 Y le dijo Jesús: Las zorras tienen cuevas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recline la cabeza.
En el primer ejemplo vemos que este hombre aquí le dijo a Jesús que le seguiría a donde quiera que El fuese. ¿Por que? Estoy seguro que ese hombre tenia las mismas razones que tuvimos todos nosotros. Estoy seguro que fue porque a el le agrado la presencia del Señor y sus seguidores, que la sabiduría y enseñanzas de el Señor lo motivaron, que el aprecio todo lo bueno que el Señor había hecho. Acaso ¿no son estas las razones por la cual nosotros le empezamos a seguir? Claro que si, le empezamos a seguir porque en El encontramos la paz que tanto anhelábamos, en El encontramos el reposo que buscábamos, en El encontramos un amor y perdón genuino. ¿No es lo que tu has experimentado? Entonces tal como ese hombre decimos que Le seguiremos, pero fíjense bien lo que le dijo Jesús a este hombre. Jesús le dijo que existía un precio bien grande que tendría que pagar. Jesús le dijo: "Las zorras tienen cuevas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recline la cabeza." Aquí Jesús se esta usando como el ejemplo primordial. El se había negado completamente, El no tenia un lugar donde El pudiera descansar. En otras palabras El estaba advirtiéndole que ser un discípulo suyo no seria nada fácil. El le estaba advirtiendo que para seguirle tendría que pagar un precio alto.
Analicemos esto mas de cerca, veamos si es la verdad en nuestras vidas. Aquí Jesús estaba en camino a Jerusalén, El estaba en camino para cumplir con la misión que El Padre le había enviado hacer. Lo razón por la cual Jesús le dice esto a ese hombre es porque cuando nosotros nos hacemos discípulos de Cristo, cuando tomamos en serio el llamado que nuestro Padre nos ha dado, cuando tomamos en serio el mandamiento de la gran comisión, no podemos descansar en el saber que somos salvo. No podemos tomar refugio en eso solamente, sino tenemos que obrar y hacer todo lo posible por engrandecer el Reino de Dios aquí en la tierra.
¿Se pueden imaginar lo que hubiese sucedido si Jesús no hubiese tomado la misión que El Padre le envío hacer seriamente? Les digo que si esto hubiese sido el caso nosotros no estaríamos aquí en el día de hoy. Nosotros no hubiéramos recibido las bendiciones que nuestro Padre celestial ha derramado, esta derramando y va a derramar sobre nosotros.
Hermanos nosotros tenemos que ser imitadores de Jesús. Como les dije previamente, Jesús estaba en camino a Jerusalén, El estaba en camino a cumplir con su misión. Ahora les digo que nosotros también estamos en ese camino a Jerusalén. No estamos en camino al Jerusalén del pasado sino estamos en el camino al Nuevo Jerusalén. Estoy seguro que todos aquí queremos llegar a ese lugar de descanso, a ese lugar donde no existirán los sufrimientos, a ese lugar donde estaremos ante la presencia divina de nuestro Dios, pero para llegar existe un precio alto que tendremos que pagar.
Se los pongo de esta manera, cuando queremos ir a un evento, ya sea un evento deportivo, una función de cine o cosa semejante, todos tratamos de obtener boletos en los mejores asientos, o apresurarnos a ganar los mejores asientos. En muchas ocasiones hemos visto en las noticias que las personas hasta duermen afuera de los estadios para poder obtener boletos en los mejores asientos ¿verdad? En otras palabras vemos que estas personas se han negado así mismos, han dejado su comodidad para obtener lo que tanto quieren. Ahora les pregunto, ¿si el mundo puede hacer esto para una cosa del mundo, una cosa que no es duradera, cuanto mas debemos hacer nosotros?
Hermanos aunque el precio que debemos pagar aparente ser un precio alto, una cosa muy costosa, ya que tendremos que negarnos a nosotros mismo, consideremos lo que estamos reservando. No estamos reservando un asiento mediocre, no estamos reservando un asiento bueno, sino estamos reservando el mejor asiento en el universo. Estamos reservando el derecho de poder sentarnos en la presencia del Señor, estamos reservando el derecho de estar junto al Rey de Reyes y el Señor de Señores, estamos reservando el derecho de encontrarnos ante la presencia del eterno Yo Soy. Les digo que esto es algo que no se le puede poner precio, este privilegio es algo que todos tenemos que obtener. Entonces la primera parte de la lección que nuestro Señor nos esta enseñando es que para servirle adecuadamente, para servirle correctamente, lo primero que tenemos que hacer es negarnos a nosotros mismos. Tenemos que poner las cosas de Dios por delante de todas las cosas.
Analicemos ahora el segundo ejemplo que El nos dejo en estos versículos. Aquí vemos que Jesús le dijo a este otro hombre que lo siguiera, pero este le contesto: v. 60  "Señor, déjame que primero vaya y entierre á mi padre." Si leemos esto rápidamente, la respuesta de nuestro Señor cuando le dice: "Deja los muertos que entierren á sus muertos; y tú, ve, y anuncia el reino de Dios" nos puede lucir un poco brusca. Esta respuesta nos puede lucir como una respuesta fría, una respuesta que no toma en consideración el sufrimiento de este hombre. Pero en realidad esto no es el caso.
Lo que en realidad esta ocurriendo aquí es que el estaba usando la muerte de su padre como una excusa para no responder al llamado del Señor de inmediato. Lo que sucedió aquí es que este hombre no se dio cuenta de lo que Jesús le había dicho. El no comprendió lo que el Señor le quiso decir. El Señor le dijo: "Deja los muertos que entierren á sus muertos." En otras palabras El le estaba diciendo que Dios tenia que estar antes de cualquier otra cosa. Jesús le estaba diciendo que el seguirle a El es mas importante que cualquier otra cosa en este mundo. Lo que le sucedió a este hombre no es una cosa fuera de lo común, es una cosa que nos sucede a muchos de nosotros. Cuando el Señor entra en nuestras vidas, El nos llama, pero en muchas ocasiones usamos excusas para no detener todo lo que estamos haciendo y seguirle sin importarnos nada mas. Fíjense bien lo que le dijo al final, Jesús le dijo: " ve, y anuncia el reino de Dios." Esto no es mas que una confirmación a lo que acabo de decir, esto confirma que Jesús le estaba diciendo a este hombre que Dios tenia que ocupar el primer lugar en su vida. El Reino de Dios es mas importante que cualquier otra cosa.
Analicemos ahora el tercer ejemplo que El nos dejo. Aquí vemos un hombre tal como el primero. Un hombre que le dijo a Jesús que lo seguiría, pero de nuevo leemos que ese hombre también uso una excusa. Vemos que el dice: v. 62 "Te seguiré, Señor; mas déjame que me despida primero de los que están en mi casa." ¿Se han dado cuenta del denominador en común? Los tres estaban dispuestos a seguirle, los tres sintieron la necesidad, pero los tres usaron excusas para no hacerlo de inmediato.
Vemos que este hombre aquí le pidió a Jesús un tiempo, pero Jesús también le contesto de una manera que a primera vista aparenta ser un poco brusca. Jesús le dijo: "Ninguno que poniendo su mano al arado mira atrás, es apto para el reino de Dios." ¿Que le quiso decir? A caso le quiso decir que no podría entrar en el Reino de Dios. La respuesta es no. Lo que sucedió en este caso es que aparentemente este hombre le estaba dando mas importancia a las cosas de este mundo que el seguir a Dios. Pensemos en esto unos segundos, pensemos en el ejemplo que Jesús uso aquí.
¿Cuantos aquí han visto como se ara un terreno? Yo he visto en numerosas ocasiones como se hace, y estoy seguro que muchos aquí, sino todos, hemos visto el producto final de un arado bien hecho. La tierra queda dividida y los surcos quedan derechos unos al lado de los otros. Ahora, ¿como fue que pudieron hacerlo de esta manera? Fácil, el que estaba haciendo esa tarea no estaba mirando hacia atrás, el mantuvo su vista en lo que estaba haciendo. El mantuvo su vista en el abrir esos surcos en una línea derecha. Igual tiene que ser nuestro servir a Dios.
Nosotros no podemos ponernos a mirar hacia atrás, lo que esta detrás de nosotros no es lo importante. Lo importante es lo que tenemos en frente. Lo que es importante es que estamos en camino hacia el nuevo Jerusalén y no podemos permitir que nuestra mirada sea puesta en ningún otro lugar. Hermanos cuando nos ponemos a mirar hacia atrás, le estamos dando una oportunidad al enemigo a que se cuele de nuevo en nuestras vida y nos arrebate la visión que Dios nos ha dado. Le estamos dando otra oportunidad al enemigo a que nos desvíe del camino que Dios nos ha trazado. Le estamos dando otra oportunidad al enemigo de acusarnos y tentarnos. Debemos evitar prestarle atención a las cosas que hemos dejado atrás, y concentrarnos en las cosas que tenemos delante. Tenemos que concentrarnos en el camino que importa, tenemos que concentrarnos solo en El.
Para concluir . La verdad de todo esto, la lección que nuestro Señor nos dejo aquí es que el servirle no es una cosa que podemos tomar levemente. El servirle correctamente, el servirle adecuadamente no es el asistir a una iglesia una ves por semana, no es el calentar un banco de iglesia, cantar, orar o leer la Biblia de ves en cuando. El servirle adecuadamente, el servirle correctamente es mucho mas que eso. El servirle correctamente quiere decir que tiene que haber un cambio por completo en nuestras vidas, quiere decir que las cosas de Dios tienen que tener prioridad sobre todo. Quiere decir que tendremos que negarnos a nosotros mismos. Lo que sucede muy a menudo en el pueblo de Dios es que existen muchas personas tal como estos tres hombres. Existen muchas personas que sienten la necesidad de servirle, que quieren de todo corazón hacerlo, pero dejan que las cosas de este mundo, las cosas que no son duradera los detengan. Les digo a toda persona que se encuentre tal como estos tres hombres que como Cristianos no podemos estar mirando hacia atrás, no podemos estar concentrándonos en las cosas que hemos dejado, sino concentrarnos en el camino que nos queda por delante. Como hombres al fin, no somos merecedores de lo que Cristo ha hecho por nosotros. No existe nada que podamos hacer en esta vida cual pueda pagar por ese sacrificio perfecto que El hizo por nosotros en la cruz. Hermanos, Cristo nos ama, Cristo quiere que le sirvamos correctamente, El nos ha llamado a estar a Su lado, El nos ha llamado a su servicio. El precio que tenemos que pagar por servirle puede aparentar ser bien costoso, pero les repito, consideremos lo que recibiremos en cambio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario