EBDV. 2011.

Grupo 2 en la EBDV. 2011.

 Grupo 3. En el taller de manualidad.

Ordenación de las mujeres.

No es posible la ordenación de las mujeres; por las siguientes razones.

1.-  No existe fundamento exegético bíblico para ordenar a la mujer al ministerio de pastor, anciano y diacono  oficial de una iglesia local. Jamás la Escritura otorga autoridad a la mujer sobre el varón. Dios creó dos instituciones: la familia y la iglesia. Y en las dos subordinó a la mujer al varón en términos de autoridad.

2.- La ordenación de la mujer al pastorado no tiene nada que ver con discriminación. Fue un ministerio ordenado por Dios desde la creación.

3.- La ordenación Es una autoridad delegada por Dios. Y no tiene  que ver nada  con el tema de  la dignidad de la mujer, su capacidad, creatividad, y dedicación.

4.- Los argumentos tienen sus bases en textos bíblicos fuera  de su contexto, mal interpretando y manipulando. Que para Dios ya no hay hombre ni mujer. Entonces bajo este argumento, aprobemos también los matrimonios homosexuales. Y sabemos que eso no puede ser, porque rompe con el modelo original diseñado por Dios. Generalmente interpretan mal –fuera de contexto- el texto de Gál. 3:26-29, pues éste no se refiere a la jerarquía de autoridad dentro de la iglesia o la familia, sino a la naturaleza de “hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús”, v. 26. Pablo está argumentando acerca de la verdadera descendencia de Abraham (que son todos los salvos por la fe en Cristo, sean quienes sean), contraponiéndola con el nacionalismo judío.

5.- En cuanto a que  la mujer también es capaz e inteligente. Nadie niega la maravillosa capacidad, creatividad y originalidad de la mujer, el conflicto es que hay parámetros axiológicos donde ejercerla. Dios diseñó cosas que sólo la mujer puede hacer, y que al hombre le están vedadas.

6.- frente al argumento de que Dios no hace acepción de personas, y que por lo tanto no debemos discriminar a la mujer. Dios ciertamente no hace acepción de personas, pero si hace acepción de roles. Los liberalistas usan textos tales como: Gál. 2:6, pero este texto refiere que Dios no hace distinción entre importantes y no importantes; Rom. 2:11, enseña que no hay acepción ante Dios pues todo hombre es pecador; Hch. 10: 34, precisa que Dios no hace acepción entre gentiles y judíos respecto de la salvación; Ef. 6:9, señala a los amos que no deben amenazar a sus esclavos, pues no hay distinción entre ellos ante Dios; Col. 3:25, es el mismo precepto anterior, pero en el sentido contrario, desde los esclavos hacia sus amos. Como se puede ver, ninguno de estos textos tergiversa el patrón de autoridad pastoral dentro de la iglesia local, más se refieren a temas coyunturales y específicos.

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