martes, 25 de octubre de 2011

¿En donde estas tu?


Génesis 4: 1 – 13; Hebreos 12: 10 – 14. 

INTRODUCCIÓN: (Ilustración: El rotulo del periódico “Los hombres hoy son mas prisioneros que en el tiempo de la esclavitud” Son esclavos de sus deseos, entrevista a una anciana que cumplía 100 años)

            En el relato bíblico podemos encontrar un ejemplo de lo que es vivir en dos reinos distintos, aparentemente mezclados entre si, pero discordantes el uno del otro.

            En la historia que hemos leído en Génesis encontramos que de los dos hijos que tuvo Adán y Eva, uno representa al pueblo errante, nómada, cuya morada es temporal y que no se aferra a un sitio, pues sabe, que solo es extranjero y peregrino en el; este es Abel cuyo oficio era Pastor de ovejas y como tal su trabajo se desarrolla en el campo, no en la ciudad; El representa al hombre suburbano, rural, al hombre que anda en busca siempre de verdes praderas y aguas frescas para su rebaño; pero por otra parte tenemos la representación de el otro pueblo, el pueblo sedentario, el pueblo que pone su confianza bajo la sombra y  la seguridad de la ciudad, este es representado por Caín, que se nos narra que era agricultor, en el oriente medio, en los tiempos bíblicos, la agricultura se daba  cerca de las ciudades ya que estas dependían del agua con la cual se dotaba a la ciudad, recuerden que muchos de los lugares donde se asentaban los pueblos frecuentemente solo tenían como fuente de agua un poso o un arroyo, y por otra parte, también sus cosechas estaban expuestas a las incursiones de sus enemigos por lo que tenían en comunidad que defender sus cosechas, Caín representaba al hombre urbano, cuya confianza la tenia depositada en la ciudad.

            La historia nos narra que ambos pensaron traer una ofrenda a Jehová, sin embargo es de notar que solo uno de ellos pensó en dar lo mejor y el otro simplemente tomo de lo que tenía para ofrendar, a la postre solo una de las ofrendas fue acepta delante de Dios, la del Pastor, Caín. Esto trajo como consecuencia de que su hermano Abel, lo asesinara, al suceder este echo Dios reprende a Abel descubriéndole su pecado y lanzando un castigo sobre El, lo cual encontramos en el verso 11 y 12. La respuesta de Abel a este castigo la expresa en el verso 13, “Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para soportarlo”.

¿Qué es lo que mas le dolió del castigo a Caín?
Que lo separaran de la seguridad de su ciudad.

PROPOSICIÓN: Como creyentes debemos de poner nuestra confianza no en la ciudad de los hombres, sino en la ciudad de Dios.

O.I. ¿Por qué debo de poner mi confianza en la ciudad de Dios?

O.T. La Biblia nos muestra algunas razones por las cuales debemos poner solo nuestra confianza en la Ciudad de Dios.

Regresando a la historia Bíblica veamos la actitud que tomo Caín frente al castigo, el sale de su tierra y construye una nueva ciudad, a la cual le pone por nombre Enoc. (Este  fue el nombre que le puso a su primogénito). Curiosamente encontramos una paradoja en esto, pues este Hombre fue el primero en la Biblia que se nos dice que camino con Dios. La actitud de Caín nos lleva a algunas reflexiones sobre las razones que debemos tener para poner nuestra confianza no en la ciudad de los hombres sino en la ciudad de Dios.

1.    Porque si ponemos nuestra confianza en la ciudad de los hombres esta será finalmente destruida.
a.    Agustín de Hipona, conocido por algunos como San Agustín en el siglo cuarto a la caída del imperio romano, aprox. En el año 410 D.C., debido a las acusaciones de algunos paganos en cuanto a que el motivo de la caída del imperio se había debido a que los Romanos se habían dedicado al cristianismo y habían abandonado a sus viejos Dioses los cuales les habían dado la gloria del imperio, este formuló toda una enciclopedia histórica la cual nos muestra la tesis de que existen dos ciudades distintas fundadas cada una sobre un amor. Por un lado esta la ciudad de Dios la cual esta fundada sobre el amor a Dios y por el otro lado esta la ciudad de los hombres fundada sobre el amor a si mismo, En la historia humana, estas dos ciudades aparecen continuamente mezcladas. Pero a pesar de esto existe entre ellas una oposición inevitable, y una guerra sin cuartel. Finalmente solo permanecerá la ciudad de Dios, Pero entretanto aparecen en la historia humana reinos y naciones, fundadas sobre el amor de si mismo, que son expresiones de la ciudad terrena. Todos estos reinos y naciones tienen que sucumbir y desaparecer, hasta que llegue el fin, cuando solo subsista la ciudad de Dios. En el caso particular de Roma y de su imperio, Dios les permitió crecer como lo hicieron para que sirvieran de medio para la propagación del evangelio. Pero ahora que esa función se ha cumplido, Dios  hizo que Roma siga el destino de todos los reinos humanos.
b.    En donde esta poniendo tu seguridad, amado hermano.
Siempre vamos a experimentar antagonismo entre la ciudad de Dios y la ciudad del hombre
Muchos como decía la ancianita del reportaje, seguimos el ejemplo de Caín y hemos puesto nuestra confianza en la ciudad terrena, Deseamos construir (decimos nosotros) una seguridad para nosotros y nuestros hijos, para nuestro futuro y queremos tener un fondo financiero o una buena casa o cualquier otro tipo de posesión que en parte garantice nuestro futuro, pero tal vez nos pase lo que al hombre que se nos narra en el evangelio de Lucas en su capítulo 12: 16 – 21 agrando sus graneros y espero gozar de ellos pero esa misma noche demandaron su alma, “Así es el hombre que hace para si tesoros, y no es rico para con Dios”

Luc. 12: 34. Porque donde esta vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
2.    Porque si ponemos nuestra confianza en la ciudad de los hombres no tendremos posibilidad de poseer la ciudad de Dios.
Hebreos 12: 14 “Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la porvenir”.
Como peregrinos y extranjeros que somos todo lo que tenemos y todo lo que somos debemos estar concientes de que es temporal y debemos buscar no las cosas perecederas sino las imperecederas.
El verso 33b de Lucas 12, dice “Haced bolsas que no envejezcan, tesoros en los cielos que no se agoten, donde ladrón no llega, ni polilla destruye”.

CONCLUSIÓN: ¿Donde estas tu mi hermano y amigo?, ¿en que ciudad te encuentras edificando tu futuro?, ¿en la Ciudad de Dios o en la Ciudad de los hombres?. Hoy te invito a fincar tu vida y tu futuro sobre la única roca inconmovible “Cristo” y asegurar tu vida eterna en la Ciudad de Dios.