sábado, 21 de mayo de 2011

La sana doctrina nunca pasa de moda.

La sana doctrina nunca pasa de moda.
Pastor: Amílcar López López.
Texto: 1 Timoteo 1:1-11.
INTRODUCCIÓN
Hoy en día asistimos a una época en la cual, como ninguna otra en la historia, se difunden nuevas doctrinas y corrientes religiosas. Ahora bien, ¿qué actitud debemos tener los cristianos frente a esta avalancha de doctrinas?
El pasaje alrededor del cual meditaremos hoy nos permite ver que: “Tenemos el encargo urgente de defender La Sana Doctrina pues está siendo amenazada”.

I. ¿CUÁL ES EL ENCARGO? V.3
1. Preservar la sana doctrina v.3
Pablo escribe esta carta a Timoteo porque había dentro de la iglesia algunos maestros alterando sutilmente el evangelio de la gracia que él había predicado. Todo parece indicar que se trataba de judaizantes, es decir, judíos conversos al cristianismo que se resistían a dejar su estricto apego al cumplimiento de la ley. Por ello en los v.v. 8-10 el apóstol aclara el papel que ocupa la ley, declara que es buena usarla legítimamente pero que no puede concebirse como el medio que proporciona la salvación. Dios le había encomendado a Pablo el evangelio de la Gracia, según la cual la salvación no es por el cumplimiento de la ley sino por la fe en la obra redentora de Cristo en la cruz.
Entonces Pablo da a Timoteo un ENCARGO de proteger este evangelio o Sana Doctrina. ¿Creen ustedes que hoy está amenazado el evangelio? Basta con buscar un canal de televisión cristiano como ENLACE para descubrir que muchas de las enseñanzas que se tratan allí no son las mismas que hemos recibido en la iglesia y toman distancia de este evangelio de la gracia. Y es inevitable la sensación de: ¿será que me estoy perdiendo de algo?
Pero no contento con exhortar a Timoteo a preservar la doctrina, pasa seguidamente el apóstol a hablarnos de la calidad de este evangelio.
2. La Calidad del evangelio. V. 5
Nos dice el apóstol que: “El propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia y de fe no fingida”. La doctrina de la fe entonces es fundamentalmente un acto de amor de Dios. Cada uno de nosotros hemos sido alcanzados por ese amor.
II. ¿CÓMO CUMPLIR EL ENCARGO? V.3, 18, 19ª
 “Tenemos el encargo urgente de defender La Sana Doctrina pues la iglesia está  siendo amenazada”
1.    Defensa activa. V. 3
Pablo exhorta a Timoteo a que instruya a estos maestros que están enseñando otra doctrina para que no sigan pervirtiendo la verdad.

1 Pedro 3: 15 nos dice: “Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes”.

2.    Testimonio vivo. V. 18, 19a.
Te has cruzado con personas que hablan y hablan del evangelio, pero que no lo viven? Porque sólo hablar del evangelio no nos capacita para vivir el evangelio. El poder del evangelio no está sólo en la elocuencia sino especialmente en la vivencia.
Entonces la vivencia del evangelio con pasión, con alma, vida, es una forma de defensa de la doctrina, sin duda, la más importante. Por eso Pablo exhorta a Timoteo: “Timoteo, hijo mío, deseo que milites la buena milicia manteniendo la fe y buena conciencia”.
Algunos de los elementos que caracterizan la sana doctrina son: La fe no fingida, el corazón limpio y la buena conciencia. Esto es INTEGRIDAD.
Ahora bien, ser íntegro significa no pecar? De ninguna manera, significa luchar para ser cada vez mejores.  La búsqueda de integridad tiene que ver con batallar con nuestro pecado tomados de la mano de Dios.
Quizás ahora mismo estés batallando con algún pecado y tal vez sientas que se acabaron tus fuerzas, que no puedes más, que inevitablemente estás dominado por ese pecado; pero quiero recordarte que Jesús no vino a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. Dios conoce muy bien nuestro corazón y quiere alentarnos.

III. ¿QUÉ CONSECUENCIAS TRAE MENOSPRECIAR EL ENCARGO?
v. 5, 6, 19
 “Tenemos el encargo urgente de defender La Sana Doctrina pues está siendo amenazada”

1. Apostasía: v. 6, 19
Anteriormente la apostasía era fácil de identificar y la asociábamos por ej. Con los Testigos de Jehová, Mormones y ateos. Pero ahora es tan sutil; y lo es porque parte supuestamente de la Escritura misma, sólo que esta es manipulada para que justifique uno u otra doctrina. Los v.v. son sacados de su contexto como pretexto. ¿No refirió Satanás a Jesús algunos pasajes bíblicos en el desierto? Salían de la Escritura pero no los aplicaba correctamente.
Pablo nos enseña que en la vivencia genuina de la sana doctrina reside también el poder para reflejar una conducta íntegra, agradable a Dios.
Dice 2 Tim. 2:16: “ Evita las palabrerías profanas, porque los que se dan a ellas se alejan cada vez más de la vida piadosa”.
3. Pérdida de comunión v.20
En el v. 20 Pablo coloca como ejemplo de apostasía a Himeneo y Alejandro, dos cristianos que habían sido sus colaboradores y dice que los “ha entregado a Satanás para que aprendan a no blasfemar”. Dura expresión es esta y algunos comentarios sugieren que debe entenderse como una medida de disciplina que consistía en apartarlos de la iglesia buscando que recapacitaran.
Ante este panorama engañoso cabe retomar la frase de un pensador cristiano Jon Sobrino: “La iglesia verdadera es aquella que cuando se cuenta su historia se parece a la de Jesús”.
Hoy que la Sana Doctrina está siendo amenazada debemos levantarnos para defenderla. Pablo nos desafía a “sacar la cara por la doctrina”. No es suficiente con apagar el Televisor o pegar calcomanías en las puertas que digan: “aquí somos presbiterianos y no vamos a cambiar de religión. No insista”. Es necesaria una defensa del evangelio que parta de la convicción personal y especialmente de una vivencia auténtica.


CONCLUSIÓN:
La sana doctrina es un tesoro acechado por ladrones. Como soldados del Reino debemos defenderla. ¿Qué clase de soldado eres? De los que la defienden o de los que piensan que la doctrina ha pasado de moda.
El apóstol pablo ruega a todos los soldados para que con pasión, y entrega defiendan la sana doctrina. Estas invitado a formar parte de este gran escuadrón.

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