lunes, 23 de abril de 2012

Y nada más que la verdad.



Dios nunca quizo que Su pueblo lo adorara sin hacer uso de sus facultades mentales. La verdadera
espiritualidad comienza con un entendimiento preciso de la verdad. Sin embargo, véo que gran parte del cristianismo contemporaneo va por el camino descendiente de la experiencia mística y la fantasía.
Eso fue ilustrado en un artículo que leí en una ocasión en el periódico Los Angeles Times:
PASADENA, Calif.-Bajo el estandarte militante de “batalla spiritual”, un número creciente de líderes evangélicos y cristianos, está preparando ataques abiertos en contra de lo que ellos llaman los poderes cósmicos de las tinieblas. Fascinados con la noción de que Satanás encabeza una jerarquía de demonios territoriales, algunas agencias misioneras y pastores de iglesias grandes, están desarrollando estrategias para “derribar fortalezas” de esos espíritus malos que supuestamente están controlando ciudades y países. Algunos promotores del movimiento ya dicen que las reuniones de oración concentradas terminaron con la maldición del Triángulo de las Bermudas, llevaron a la caída del gurú Baghwan Shree Rajneesh en 1985 y produjeron una caída en el crimen y el tráfico en las principales avenidas de Los Ángeles, durante la Olimpiada de 1984. El profesor del Seminario Fuller, C. Peter Wagner, quien ha escrito extensivamente acerca del tema, guió una supuesta cumbre sobre el tema de batalla espiritual a nivel cósmico…en Pasadena, California. Dos docenas de hombres y mujeres participaron del evento, incluyendo a una pareja de Texas que encabeza un grupo llamado los “Generales de intercesión” y un hombre de Oregón que conduce “campamentos de entrenamiento intensivo de batalla espiritual”. En sus comentarios de apertura, Wagner dijo, “Si no sabes lo que estás haciendo, y pocos…tienen la experiencia necesaria, Satanás te comerá en el desayuno”.     
Me temo que este tipo de manera de pensar es tan solo un ejemplo, de cómo la iglesia ha caído presa del Movimiento de la Nueva Era, una forma sutilmente velada de misticismo hindú. Es una creencia en todo y una creencia en nada—sin distinción alguna entre la realidad y la fantasía.   
Gran parte de la iglesia profesante está en armonía perfecta con el espíritu de anti-intelectualismo que caracteriza al movimiento de la Nueva Era. Por ejemplo, la Iglesia católica romana enfatiza el ritual—un anti-intelectualismo mecánico en el que la ceremonia mística reemplaza a la adoración inteligente. Aquí las Escrituras son sujetas a la iglesia.
Los protestantes liberales han enfatizado la reforma social—un anti-intelectualismo político producido por la falta de esperanza al no poder encontrar la verdad, en lugar de someterse a la autoridad de las Escrituras como el estándar para gobernar la iglesia.
Durante mucho tiempo los carismáticos han enfatizado el subjetivismo—un anti-intelectualismo experimental que es el producto de teología débil y un manejo descuidado de las Escrituras.
Esas tendencias contribuyen a una especie de cristianismo místico en el que la mente no está involucrada, lo cual es la antítesis del diseño de Dios para Su iglesia.
Esa es la razón por la que estoy tan preocupado. Un profesor de seminario dice que si no aprendemos algunas de las técnicas misteriosas de batalla espiritual, ¡Satanás nos comerá en el desayuno! ¿Es esto verdad? El apóstol Pedro dijo, “vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). Pero el contexto nos está llamando a ser sobrios y vigilantes, no a una estrategia de batalla mística y cósmica.
Algunos señalan que lo único que necesitamos hacer es atar a Satanás—simplemente decir, “Satanás, te ato” y él queda atrapado. Citan Mateo 12:29, en donde Jesús dice, “¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa”.
Pero Jesús estaba rechazando la acusación necia de los fariseos de que Él operaba bajo el poder de Satanás (vv. 27-28). Él no estaba presentando una situación en la que los creyentes podían “atar” a Satanás. Él usó la ilustración de un ladrón quien, al planear el robo de la casa de un hombre fuerte mientras el hombre estaba ahí, primero tendría que atarlo o correr el riesgo de ser arrestado y golpeado. El punto de Jesús era que le había demostrado a los fariseos y a todo Israel Su poder sobre Satanás y el reino de la maldad. Solo Dios tiene el poder y autoridad de entrar en la casa misma de Satanás, atarlo exitosamente y llevarse su propiedad. Aún Pablo fue estorbado por Satanás (1 Tesalonicenses 2:18). ¿Debemos asumir que él no conocía la formula correcta?
No hay una frase mágica o mantra que podamos repetir que ate a Satanás, pero Dios no nos ha dejado sin una estrategia divina para enfrentarlo. La estrategia de Dios se centra en la verdad objetiva, no en la experiencia subjetiva. Comienza con doctrina sana, no con técnica mística. Sin embargo, de manera irónica, aquellos que más hablan de la batalla en contra de Satanás, frecuentemente minimizan la importancia de la doctrina.
En Efesios 6:11 Pablo dice, “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”. ¿Cuál es nuestra armadura? Consiste del cinturón de la verdad (no meramente conocer la verdad, sino estar comprometido con ella), la coraza de justicia, el calzado del evangelio de la paz (la confianza por haber hecho la paz con Dios), el escudo de la fe, el yelmo de la salvación (confianza en nuestra seguridad en Cristo), y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Ninguna de estas partes de la armadura apunta a alguna técnica secreta. Más bien hablan de un entendimiento claro y un compromise sólido con la verdad bíblica y la santidad.  
Cuando resistimos a Satanás al permanecer firmes con la armadura de la verdad de Dios, él huye. Santiago 4:7 dice, “resistid al diablo, y huirá de vosotros”. Pedro dijo, “al cual resistid firmes en la fe” (1 Pedro 5:9, énfasis añadido)—firmes en la fe cristiana, la cual es la verdad revelada. Esta es verdad objetiva, no alguna fuerza cósmica invisible. Debido a que Satanás es un engañador y mentiroso, podemos resistirlo exitosamente solo mediante conocer y obedecer la verdad.
Pablo dijo, “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:3-5). De nuevo, no luchamos contra Satanás con palabras mágicas y fuerzas imaginarias; nos apoyamos en el poder de Su verdad conforme ella trae aún nuestros pensamientos cautivos a nuestro Señor. Esa es victoria genuina y definitiva sobre las fuerzas satánicas.  
No importa cómo ataque Satanás, la solución es la misma. Estamos firmes en la verdad. No necesitamos aprender estrategias escondidas para pelear contra Satanás. La verdad de Dios es el arma suprema contra el padre de mentiras (cp.Juan 8:44). Solo cuando conocemos la verdad y nos comprometemos a obedecerla, podemos resistir con fuerza.

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