jueves, 19 de abril de 2012

Hacia una mente renovada de nuestra visión.



I. Es necesario hacer algo
 
 
A. Énfasis y Tendencias de nuestras Iglesias Presbiterianas

1. Tendencia a celebrar el pasado en
vez de soñar con el futuro.

2. Énfasis en el Edificio en vez del Ministerio.


3. Énfasis en mantener en vez de alcanzar.

          
4. Tendencia a la disgregación en vez de la coordinación.


5. Énfasis en la tradición en vez de la relevancia.


6. Tendencia al trabajo individualista  en vez del equipo.


7. Tendencia al trabajo por puestos en vez de por dones.



8. Tendencia al legalismo en vez de la gracia.

B. Para Reflexionar
¿Cuáles de estos énfasis y tendencias veo con mayor frecuencia en mi Iglesia?


¿Cuál de estos énfasis y tendencias practico con mayor frecuencia?


¿Cuál de estos énfasis y tendencias es urgente cambiar en mi iglesia?


II. Filosofía de Ministerio
 





A. Introducción
¿Crees que la Iglesia debería ser atractiva e irresistible?
¿Crees que la gente debería estar anhelando ir a la Iglesia?
¿Crees posible que los niños deseen despertar los domingos e ir inmediatamente a la Iglesia?
¿Crees que como Iglesia local podemos llegar a ser una comunidad a la que la gente quiera pertenecer?
¿Crees que nuestra iglesia puede llegar a ser una comunidad en la que la gente pueda crecer y experimentar el amor de Dios?

¡¿Lo crees?!   Entonces debemos dejar de ver a la Iglesia como:

1. Un edificio
2. Un Club para santos
3. Una Propiedad familiar
4. Una Plataforma de poder
5. Una “minita” de Oro

De acuerdo con tu visión de la Iglesia será tu filosofía de Ministerio


B. Nosotros debemos ver a la IGLESIA como:
1. Un organismo
2. Una Comunidad de Gracia
3. Un Cuerpo
4. Creyentes con una Misión

Para cumplir la misión debemos ser una comunidad viva que usa sus dones


 
C. Tres Areas de Desarrollo que Buscamos como Comunidad



III. Principios Ministeriales
 
 



1.    Establece la visión
  • Mientras más clara tengas la visión más fácil será comunicarla.
  • Mientras más clara tengas la visión más fácil será tomar decisiones.
  • Mientras más clara tengas la visión más fácil será mantenerte alineado con ella.

2.    Define el Gane
  • Comunica a tu equipo qué es realmente importante y qué es lo que vale la pena, qué es lo que celebrarán cuando ocurra.
  • Cuando clarificas el gane, ayudas a tu equipo a estar en la misma página.
  • Resume el gane en una frase sencilla y específica. Repite el gane frecuente y creativamente.

3.    Piensa en pasos, no en programas
  • Un paso está orientado hacia una meta, un programa está orientado hacia una necesidad.
  • Los programas que no se ordenan estratégicamente tienden a competir unos con otros.
  • Los pasos deben fáciles, convenientes y estratégicos.

4.  Reduce el enfoque
  • Haz menos para lograr más.  Atrévete a sacrificar lo bueno por lo mejor.
  • Cuando involucras un poco de ti a mucho, comprometes un montón de ti a nada.
  • Organice a los muchos para que hagan poco y logres más.
  • No tengas temor de cerrar ministerios cuando ya no haya la gente para dirigirlos.

5. Clarifica las expectativas
  • Especifica qué se espera de los miembros de la Iglesia. Mantén corta la lista.
  • Comunica de una manera clara para todos y por escrito lo que se espera de ellos.
  • La gente se compromete más fácilmente cuando entiende qué se espera de ellos.

6. Forma equipo
  • Reconoce que no tienes todos los dones necesarios para el ministerio y que Dios los ha repartido a los hermanos a tu alrededor.  Necesitas equipo.
  • Haz un inventario de los dones disponibles entre la gente y establece ministerios donde puedan ser usados esos dones.
  • Fomenta la mentalidad de equipo, libre de envidias y jactancias personales.


7. Desarrolla al Liderazgo
  • Establece una capacitación constante del liderazgo.
  • Invierte en tus líderes.
  • Estimula y cuida a tus líderes.


8. Busca tu reemplazo
  • Cada líder debe tener su aprendiz para perpetuar el ministerio.
  • Haz que cada uno haga aquello para lo cual Dios lo ha dotado.  Trabaja para desocuparte.  Debes llegar al punto de hacer sólo aquello que nadie más puede hacer mejor que tú.
  • No te precipites en formar ministerios si no tienes a la gente con los dones para dirigirlos. Confía en Dios, él tiene su tiempo para cada ministerio.
  • Involucra al mayor número de personas posible.  Las personas ociosas tienden a desviarnos de la visión.


9. Se relevante a tu contexto
  • Estudia el contexto en el que ministras.  Mira a tu alrededor.  Para estimular tu reflexión ve lo que otros están haciendo en el contexto.
  • Define a quién estás tratando de alcanzar y planifica cada cosa que hagas alrededor de ese perfil.
  • La gente responde cuando empiezas a ser relevante a su vida real.

10. Atiende a los de afuera
  • Se sensible a la gente no creyente que está en contacto con tu iglesia.
  • Establece estrategias concretas para hacerlos sentir bienvenidos en tu comunidad.
  • Esfuérzate por entender el mundo y la manera de pensar de los no creyentes a tu alrededor.
  • Habla mucho de la gracia de Dios en Cristo.  Cristo es irresistible en el evangelio.

11. Cuida la enseñanza
  • Cuida el contenido y la calidad de la enseñanza.
  • No te permitas bajar la guardia en este renglón. No le des el púlpito o la cátedra a cualquier persona.
  • Capacita constantemente a los que enseñan.

12. Fomenta la comunidad
  • Enseña como mantener la paz y cómo resolver conflictos bíblicamente.
  • Atiende los conflictos lo más pronto posible.
  • Provee oportunidades para experimentar la comunidad cristiana
  • Considera a la  comunidad como tu mejor estrategia para atraer al no creyente.
Para Reflexionar:
1. ¿Cuál es nuestro sueño (visión) como iglesia?

2. ¿Cuál es el gane en mi ministerio? ¿Cómo lo estamos comunicando?

3. ¿Dónde quiero que lleguen las personas? ¿Qué pasos estratégicos y coordinados estamos dando para lograrlo? ¿Hay algún paso que debamos agregar? ¿Hay alguno que debamos quitar o cambiar?

4. ¿Qué deberíamos dejar de hacer para enfocarnos mejor?

5. ¿Son claras las expectativas para los miembros de mi iglesia? ¿Cuáles son? ¿Cómo puedo clarificarlas?

6. ¿Quiénes forman el equipo? ¿Cuáles son los dones que Dios ha repartido a mi alrededor?

7. ¿Cómo estoy preparando a los líderes? ¿Cómo estoy dando continuidad al liderazgo?

8. ¿A quién estoy preparando para que me reemplace en el ministerio?

9. ¿Cómo estamos, como Iglesia, siendo relevantes a nuestra comunidad?

10. ¿Qué tenemos que cambiar para que ser más sensibles con los invitados?

11. ¿Cómo estoy cuidando la enseñanza?

12.  ¿Se siente mi iglesia como una familia? ¿Qué pasos puedo dar para que esto sea una realidad?

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