jueves, 4 de agosto de 2011

paciencia.

Como nos cuesta esperar.

Tenía que recoger la credencial de elector, fui el primer día y había una gran fila, como de 100 personas, me dije, voy a esperar un rato para ver cuánto avanza. Después de una hora, no nos habíamos movido de nuestro lugar porque no avanzaba. Entonces le pregunte al chavo que estaba delante de mí, que como iban avanzando, y me dijo que iban llamando de 10 en 10. Cuando me dijo eso, empecé a contar cuantos estaba delante de mí, y habían como 50 personas.
Ese día no pude recoger la credencial. Me dije, mañana vengo.
El siguiente día, me propuse a esperar las horas que fueran necesarias. Y gracias a Dios después de 2 horas de espera, me entregaron la credencial.
Lo que es cierto es que nos cuesta esperar. En la Biblia hemos leído que debemos ser pacientes, pero en la práctica eso nos cuesta, le pidamos a Dios que nos ayude a tener paciencia. 

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